Ante dicha mudanza, los Juzgados de dicho fuero especial tuvieron que reestruturarse en la mitad del espacio que ocupaban y como es lógico aumentó el movimiento de trabajadores, trabajadoras y personas que acuden al mismo a ejercer sus derechos. Todo ello en un edificio de 7 pisos y con dos ascensores, uno de los cuales tiene fallas constantes y suele encontrarse fuera de funcionamiento, como sucede desde el día miércoles 13.
Vale destacar lo particular y delicado del Fuero Penal Juvenil, por el que transitan menores en conflicto con la ley Penal y sus familiares, junto al público que litiga en el fuero civil, cuestión que se agrava con el acceso al edificio con un solo ascensor funcionando.
Hay presupuesto para comprar inmuebles fastuosos sin criterio funcional pero no se puede garantizar el acceso a una sede judicial departamental.
¡Sin lucha, no hay derechos!