Arquitectura: el sumario tiene patas cortas

Las Arquitectas Cecilia Di Bastiano y Karina Greco tienen sobre sí un sumario por violencia laboral, y una de las víctimas del maltrato atribuido a las nombradas es el compañero Omar Muñoz Cuadrado

recientementemente jubilado y que en su último año de trabajo fue denunciado por las titulares de la Delegación Departamental de Arquitectura ante la Subsecretaría de Control Disciplinario de la Suprema Corte de Justicia Bonaerense por presuntos incumplimientos horarios, faltas de respeto y poca receptividad a las indicaciones que se le efectuaban.

El instructor interviniente tomó declaración a quince trabajadores de Arquitectura, dos magistradas y tres funcionarios de distintas dependencias del foro local que le dieron una favorable visión de su desempeño laboral y del modo de conducirse de Muñoz Cuadrado y contrariamente a lo denunciado por Di Bastiano y Greco lo caracterizaron como una persona correcta, respetuosa, incapaz de una falta de cortesía o excesos y cumplidor de las pautas de trabajo de la dependencia en cuanto a horarios, plazos y labores asignadas.

Dicho instructor en los fundamentos del rechazo de la denuncia que propuso a la Corte señaló que la prueba documental y testimonial colectada junto a las actuaciones sustanciadas por la Dirección de Resolución de Conflictos reflejaban un contexto disfuncional en la Delegación de Arquitectura de Mar del Plata y finalmente concluyó que no había mérito para ejercer el poder sancionatorio de la Corte sobre Muñoz Cuadrado, dando lugar al posterior archivo de las actuaciones que finalmente dispuso la Suprema Corte de Justicia en tiempo record.

La solución de este sumario y la verdad que emerge de los hechos contenidos en el mismo son datos objetivos que refuerzan la denuncia por violencia laboral en trámite contra Di Bastiano y Greco, que Muñoz Cuadrado firmó junto a la AJB y nueve compañeros de trabajo en la etapa final de su carrera judicial, cuyos últimos nueves meses los transitó participando de las asambleas y medidas de fuerzas adoptadas por nuestro sindicato y alternó con licencias médicas provocadas por el reseñado maltrato sufrido durante 8 años, que no lo privó de brindar su compromiso y solidaridad con sus compañeros de trabajo porque a la razón y al derecho hay que sumarle fuerza, ya que sin lucha no hay derechos.